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Mostrando entradas de marzo, 2011

Sacramento.

Alarmas de autos, chirrido de frenos, risas estudiantiles y gorjeos de aves son los sonidos que enmarcan cada uno de los días de semana en esta calle donde vivo.   Tal vez vivir en un tercer piso haga que el dichoso ruido sea percibido por mis sentidos más fácilmente, sin embargo no puedo quejarme, ya que pocos tienen la ventura de aún poder escuchar el cántico de las aves por las mañanas al salir el sol.   Es así que disfruto de lo que alcanza a mis oídos, aunque hay ocasiones en las que si me gustaría ser un poco sorda, más cuando la gente en sus negocios trata de llamar la atención de peatones o conductores que transitan por el Díaz Ordaz, de una forma algo escandalosa. Así es, tengo la fortuna de poder mirar a través de las ventanas de diferentes habitaciones de mi apartamento a una de las avenidas más concurridas de la ciudad, así como a su más fiel gasolinera que, gracias a ésta, he hecho de mis noches las más iluminadas de mi vida. Ya no me es posible dormir sin la diaria luz