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Mostrando entradas de junio, 2011

Amor Pérdido

  ¿De qué nos hemos perdido? ¿En qué hemos fallado? De repente todo ha quedado inadvertido... tú y yo nos hemos olvidado.   Tu sonrisa y la mía aunque vibrantes en un solo espacio se oyen distantes... y aunque en unirlas me esfuerce cada día, no vuelve a mí esa melodía que al conocerte surgió en mí y al abrazarte jamás quería apartar de mi vida. ¿En qué me he convertido yo? ¿O en qué lo has hecho tú? si en un pasado tú mundo lo era yo y en mí el oxígeno lo eras tú. ¿Abrí de más mis labios o acaso deje de hablar? ¿Cerré mi corazón? ¿Dejé de escuchar? Ya no me entibio en tus manos y el calor de las mías desaparece en tu pecho, ¿cuándo dejaste de amarme? ¿cuándo dejé de adorarte? ¿Por qué ahora al extender mis brazos sólo me encuentro con un álgido halo? Extraño el calor que de ti surgía en un día nublado... ...y la frescura que tu ser me brindaba cuando la luz del Sol a mi cuerpo embriagaba. Eramos tan opuestos el uno del otro, sin embargo lo mis

¿Qué te lleva a pensar?

¿Qué te lleva a pensar en la muerte? A apagar la luz de tu alma A enaltecer la tierra y olvidar el cielo A buscar consuelo en la nada A cegar el aliento de tu mirada A abrazar con ansia el vacio y a caminar de la mano del silencio ¿Qué te lleva a pensar que en el recuerdo está la vida? Que en palabras dichas dejas la esencia de tu roce que en lágrimas de pesar el regocijo en ti arde que en el dolor de los seres que te lloran la sonrisa en tus labios se aprisiona ¿Es tanta la felicidad en la muerte que en la vida no la has encontrando? Ni aún con el abrazo del mundo tomándote por el corazón enalteciendo tu existencia resquebrajando la tristeza añorandote con cada letra tapizada en el barniz de una majestuosa mañana ¿Qué has perdido que te has vuelto seco? Aún con la humedad de tu llanto  resbalando por la faz de tu mano deseando no dejar de correr porque en esa lágrima va tu vida aquella que quieres perder No está en la oscuridad

Amor de amigo.

    Durante una contienda bélica, un orfelinato de misioneros en una aldea vietnamita fue alcanzado por unas cuantas bombas.  L os misioneros y dos niños se murieron en el momento y muchos se quedaron heridos, incluso una niña de ocho años.   Por intermedio de una radio de una aldea vecina, los habitantes buscaron el auxilio de los americanos. Un médico de la Marina y una enfermera llegaron trayendo solamente botiquines de primeros auxilios.   De pronto percibieron que el caso más grave era el de la niña. Si no le fuese prestado auxilio inmediato, ella se moriría por la pérdida de sangre. Era urgente que se le hiciera una transfusión.  Salieron a la búsqueda de un donador con el mismo grupo sanguíneo. Los americanos no tenían la sangre compatible, pero muchos huérfanos que no estaban heridos podrían ser los donadores.   El problema ahora era como pedir a los niños, ya que el médico conocía solamente algunas palabras del id