Todos somos artistas porque somos parte de la Creación Divina. Cada uno de nosotros llevamos un color inmerso en el alma; lamentablemente nuestra visión y la capacidad de percibirlo se distorciona y mancha porque dejamos a nuestro lienzo tan desprotegido que poco a poco pierde el color original ante lo físico. Sin embargo, podemos a ese color proteger, y así dejarlo intacto desde el momento en el que así lo decidamos. ¿De qué color has escogido tu esencia... de qué color deseas que tu vida sea? Si no te gusta el color de tu vida, toma las herramientas necesarias para pintarla del color que te apetezca... ¿Rosa, blanco, azul, amarillo, naranja? ¿Qué color te hace feliz? Pinta tu visión... tu alma, tu vida... ...pinta tu sonrisa... ...
Aquí es dónde yace el pensamiento de lo creado o, simplemente, imaginado.