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Mostrando entradas de 2020

Contenta.

Contenta. Estás contenta Tus labios se curvan Tus mejillas se sonrojan Y tu respiración se agolpa en la tibia cavidad donde tu corazón reposa. Contenta Abrazas al viento y tus muslos se asoman bajo las faldas que bailan al compás de las sombras Contenta Tan contenta que el aire te besa y las nubes te toman para elevarte entre sueños que, entre juegos, nos nombran Contenta Tan contenta que tu boca y la mía — en un beso de ensueño — miles de besos se roban.   Esu Emmanuel ©

Inténtalo.

Inténtalo. Trae entre tus aires el perfume dormido de mi anhelo cansado. Libérame del yugo de lo olvidado, del sufrimiento de lo perdido. Consuélame con el beso de lo concebido bajo el manto de la seguridad. Inténtalo. Constrúyeme un cielo, una nube viajera, una nave golondrina que me lleve a ti. Devuélveme el suelo del cual, alguna vez, partí.   Esu Emmanuel ©

Bitácora.

I. No, no tengo miedo a perder nada.  ¿Que podría perder si no tengo nada?  Una vez creí que iba a perder y me aferré a lo que pensé era lo que tenía. Ahora que lo veo bien, eso no es algo que pueda perder; pues, lo que llevo dentro no puede perderse.  Estuve confundido. El miedo era la ilusión que me mantenía terco y vigilante. Ya no hay miedo. Por lo tanto, tampoco hay ilusión. Y, sin ambos, creo que nada hay.   II. Esta sensación de sosiego es tan tibia que siento a mis manos limpias... Ya no hay cuerdas que aten a mis muñecas.  El titiritero murió.    III. No sé qué tengo. No sé siquiera si soy dueño de algo. No obstante, me persiguen como si lo tuviera todo y no hubiera nadie más en el mundo que tenga lo que yo.  ¿Qué tengo?    IV. Siento que han pasado años de ese último poema de amor que escribí, ni siquiera recuerdo cuál ni para quién fue. ¿Volveré a escribir poemas de amor?, ésa es la pregunta que, de repente, me acosa.  Si, quiero volver a escribir sobre el amor. Nec

Palabra Y Sentir.

 Palabra Y Sentir. ¿Qué te agobia, niña mía?  ¿Qué ha hecho a tus labios callar?  ¿Por qué tus manos se han llenado de frío  y tus piernas se han puesto a temblar?    Haz silenciado mi tacto  con el aparente silencio de tu realidad,  pero no es más que negarme la vista  para evitarme pasar.   Sé que te ha dolido sentirme  y no estás del todo contenta con eso; te he herido con el vano pretexto de sólo escribirlo. Sin embargo, es bien sabido por ti   que el uso de la palabra no se salva de cortar,  así no se vea la herida con los ojos;  ésa bien puesta está en ese bendito lugar  que pocos pueden tocar.   Me has llegado a tener miedo,  y no te culpo...  Te he atraído a mi madriguera con la esperanza de alimentarte  con la más dulce miel  y te he dado a cambio de tu confianza  una gélida copa de hiel.    ¿Cómo no vas a sentirte perdida?  Si me he dedicado a usarte sin importarme  si en el proceso salías golpeada. No me arrepiento, ¿sabes?  Aunque sé que tú sí...  Una última cosa