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Mostrando entradas de octubre, 2013

Tritón desterrado.

Emergió del mar una noche de tormenta, como tritón enardecido se soltó de las cadenas y elevo la mirada al cielo dejando a su rostro llorar. En su oscura mirada, la luna hizo su cuna. En sus labios trémulos, el agua creo ríos de espuma... En sus manos cargaba el vacío de su alma. Agacho la mirada para prenderla de sus manos... Emitió un gemido... ¿Qué era lo que había olvidado? ¿Qué fue lo que había perdido? Con desespero agrio, hundió sus manos en el agua tratando de encontrar "eso" que no recordaba... Pero, que dolía... Dolía tanto que... ardía. En alaridos de angustia, volvió la mirada al cielo abrumado de nubes densas que lloraban ante su triste presencia... Suplicaba por una respuesta... Anhelaba una pista... ¿Por qué sus manos ardían? ¿Por qué su cuerpo dolía? El viento, ráfaga mezquina, le dio un par de puñetazos haciéndolo caer... Y él, simplemente, no entendía por qué... Desnudo, atravesó y salió del mar... Se recostó en la arena para llor

La mar y El viento.

La mar y su silencio La mar y su cantar Al viento tiene preso Mas no deja éste de jugar El viento es travieso Gusta de abrazar Hace danzar a la lluvia Y a la mar logra encantar Danza espectacular Entre el viento y la mar Las estrellas del cielo osan mirar Suspiran, inertes, pues quisieran cantar Mi mar... Mi refugio... Mi fuente de libertad. Esu Emmanuel G.

Eso pensó...

"Se había alejado Había cerrado la puerta Se había endurecido Nada sentía ya por Ella." "Pero Ella insistía Ella lloraba Ella suplicaba Y Él accedió." Eso pensó. De pronto, un ligero dolor se transformo en agonía...  Una herida que surgió de su cobardía... Y es que, Él también se enamoró... Y vaga sin rumbo fijo Con la mirada y el rostro perdido Con el corazón en la mano Y el alma en un hilo. Esu Emmanuel G.

Anda con cuidado.

No sé cómo empezar esta queja mía, no quiero que se lea como si fuese una agonía. Pasa que he sido sincero, franco y honesto conmigo mismo, con mis sentimientos. He sido capaz de cortar hilos de hierro que me sujetaban a un dolor, a una pasión inconforme, a una quimera venenosa. He sido capaz de soltar lo que no me sirve, lo que no me ayuda, lo que me carcomía las ganas de escribir. Y, aún con todo esto, he sido injuriado, criticado, maltratado, ostentado como un mentiroso, un ruin, un canalla, sólo por ser Yo.  Y no puedo decir que estoy decepcionado, pues la decepción va ligada a un apego tonto. Sin embargo, no encuentro otra palabra que defina lo que siento. Busqué paz en un mundo que creí sincero; como ese espacio donde eres un niño pequeño, donde juegas a crear castillos, historias de miedo o de romance. Creí ciegamente que iba a encontrar gente noble, con la mente despierta, con el corazón confiado, sin fantasmas, sin horrores. Pero, lamentablemente, no fue así. Me tope con