Emergió del mar una noche de tormenta, como tritón enardecido se soltó de las cadenas y elevo la mirada al cielo dejando a su rostro llorar.
En su oscura mirada, la luna hizo su cuna. En sus labios trémulos, el agua creo ríos de espuma... En sus manos cargaba el vacío de su alma.
Agacho la mirada para prenderla de sus manos... Emitió un gemido...
¿Qué era lo que había olvidado? ¿Qué fue lo que había perdido?
Con desespero agrio, hundió sus manos en el agua tratando de encontrar "eso" que no recordaba... Pero, que dolía... Dolía tanto que... ardía.
En alaridos de angustia, volvió la mirada al cielo abrumado de nubes densas que lloraban ante su triste presencia...
Suplicaba por una respuesta... Anhelaba una pista... ¿Por qué sus manos ardían? ¿Por qué su cuerpo dolía?
El viento, ráfaga mezquina, le dio un par de puñetazos haciéndolo caer... Y él, simplemente, no entendía por qué...
Desnudo, atravesó y salió del mar... Se recostó en la arena para llorar... En su mente había nada... Una vacuidad lacerante que agonizaba...
Sentir tanto vacío le carcomía lo que creía era su alma... Un ser vagabundo... Un ser que dejo de ser humano para transformarse en agua...
Y aún bajo el agua se sentía tan distante... Tan distinto... Tan diferente... Tan separado... Tan repudiado... Tan castigado...
Perdió la conciencia de saberse llorando o es que era el agua la que lloraba por él... ¿Cómo saberlo si se ha tatuado en su piel?
Y las gotas descendían... Mojaban y remojaban todo lo que tocaban... Incluyéndolo a él... Triste ser vago, envuelto en su demencial vacío.
Y sus oídos comenzaron a escuchar más allá del llanto constante de una lluvia febril... Voces que canturreaban a su dolor...
Entes invisibles que cantaban para él... Ondinas que brillaban, sutilmente, a la luz de la sagrada luna... Lloraban, danzaban... Lo miraban.
Y entre risas angustiadas, entre caricias temblorosas y besos inconstantes... Trataban, por todas partes, hacerle sentir vivo...
Y fue en un beso que recordó lo que había perdido... Abrió los ojos... Miro al cielo... Se ahogo en un lamento...
Se mordió los labios.
Era valioso lo que perdió... Ahora lo sabia... Y no juzga que lo hayan expulsado de la mar...
Ha dejado de llorar.
Desobedecerá a quienes lo expulsaron, pues le pidieron que recuperará esa pieza especial...
No lo hará.
"¡Así viva desterrado, jamás recuperaré lo que he perdido!"
Grita al viento, a la mar que en algún momento lo mantuvo cautivo.
Ríe con el alma en la boca... Mientras en el cielo se esboza una destellante centella...
"¡No volveré a ser lo que era!"
"¡Me haré una nueva vida sobre la tierra, construiré mi propio mundo donde Yo sea quien decida! ¡Fuera cadenas! ¡Fuera lazos! ¡Fuera!"
Esu Emmanuel G.
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