Levanté mi mirada al cielo,
y ahí estabas tú...
nubes...
...en el mes de mayo, nubes...
...en el mes de mayo, tu verde mirada hizo su hogar en el verdor de las hojas de los árboles, y ahí, bajo ellas, me abracé al recuerdo tuyo, ese terco recuerdo, tan fuerte y presente como el tronco de este árbol, que permanece de pie a través del tiempo y la tempestad.
Recuerdo terco, irremediable, que me hace amarte en lugar de olvidarte, que me hace sangrar lágrimas, callar y gritar en triste soledad.
Mayo! ... Mayo! ... Mayo!
No quiero que acabes, Mayo!
Los siete colores de tu arco iris! Colores que tu amor me hizo sentir... Mayo!
Te amo, Mayo!
Abrázame en tu orgullosa sonrisa, en tu infantil actitud, en tu cálida presencia!
Te extraño... quiero que no sólo seas un sueño... deseo despertar y encontrarme en tus brazos... ser pluma y tu mi papel en blanco, escribir sobre tu cuerpo desnudo, hacerte mi mejor novela y actuarte una y otra vez al hacerte el amor.
Mayo!
Estrella y luna! Cubierto en lienzo rojo, allí, envuelta en ti quiero estar, para siempre... desnuda ante ti, contemplándote al cantar y tocar melodías en tu guitarra... soñar en la humedad de tus labios, con mi lengua palparlos, mis dedos perder en lo lacio de tus cabellos, mojarme por ti y dejarte entrar en mí, hasta la más profunda pared de mi templo... trémula y débil en ti, con apenas aliento, en quedo hablar, en agitado placer, susurrar a tu oído:
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