El camino no está en el cielo.
El camino está en tu corazón.
Mira hacia dentro. Observa cuánta envidia, cuánta ira, cuántos deseos lujuriosos bullen allí. ¡Obsérvalo únicamente!
Esta es la mayor aportación de Buda. Él ha dicho y demostrado más allá de la duda, pues ha funcionado en miles de personas, que es suficiente con observar a fondo cualquier cosa que haya mal en ti; no necesitas hacer nada más. Con solo ser consciente de ellos desaparece. Desaparece igual que lo hace la oscuridad cuando enciendes la luz en una habitación.
Pon atención, mantente despierto. Entonces podrás ver que todo va y viene, todo llega y todo pasa. La vida es un flujo. La consciencia es lo único que es inamovible, que es eterno. Alcanzarla es libertad. Llegar a ella es el objetivo de la vida.
¡No mires hacia arriba! Cuando rezas, miras hacia arriba como si Dios estuviera allí. Buda dice: Mira hacia dentro, porque Dios está allí.
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