El necio que reconoce serlo
es muy sabio.
El necio que se cree sabio
es sin duda un necio.
Al necio solo le interesa una cosa: su ego. Todo lo que alimente su ego es bueno (cualquier cosa) y está preparado para apegarse a ello. El necio se aferra incluso a la miseria, porque es su miseria. Va acumulando todo lo que puede obtener, porque no tiene idea alguna de su reino interior, de sus tesoros interiores. Va acumulando trastos viejos porque piensa que eso es todo lo que puede poseer. Porquería por fuera y porquería por dentro; eso es lo que la gente acumula. Coleccionan cosas y coleccionan pensamientos. Las cosas son la basura exterior y los pensamientos la interior, y estás ahogado en tu basura.
Echa un vistazo, una mirada desapasionada y desapegada a tu vida; qué has estado haciendo con ella, y qué has sacado de ella. Y no intentes engañarte a ti mismo, porque así es como funciona la mente. Dice: "¡Mira cuánto tienes! Tanto dinero en el banco, tanta gente que te conoce, te respeta, te honra; tienes un trabajo tan bueno, eres políticamente poderoso... ¿qué más? ¿Qué más puede uno esperar? La vida te ha dado todo lo que uno puede esperar".
Pero el dinero, el poder o el prestigio no son nada, porque la muerte llegará y todas tus grandes ciudadelas de riqueza, poder, prestigio, respetabilidad, empezarán a derrumbarse justo como si estuvieran hechas con naipes. Un simple soplo de muerte y todo se hace añicos.
A menos que tengas algo que puedas llevarte más allá de la muerte, recuérdalo, no tienes nada en absoluto; tus manos están vacías. Salvo que poseas algo inmortal, eterno, eres un necio.
Reflexiona sobre ello: ¿qué piensas sobre ti mismo? Te va a resultar doloroso ver tu necedad. Es fácil ver la estupidez de los demás, de hecho, todo el mundo sabe que los demás son necios, pero ver tu propia estupidez es un gran paso hacia la sabiduría. Ver tu propia necedad ya es una transformación para tu ser, para tu consciencia.
El Dhammapada De Gautama El Buda. c. 500 a. de C.
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