Y el corazón se me priva de latidos, se vuelve sombrío y, triste, se inunda de ilusiones frágiles se resquebrajan en mis dedos en esas manos que te tocan translucidas el cuerpo que te cubre la pasión que arde en tu alma llana. Dime si recuerdas esas palabras. Aquellas que te dije cuando me amabas. Reías, vibrabas, y a cada sonrisa mi pasión se acrecentaba. ¿Dónde ha ido que no la veo? En mis ojos se fundió el lucero. Oscuridad, en mí, ella habita, desde que te robaste la flor de mi vida. ¿Volverás? La ignorancia me aturde. Es imposible saber lo que el destino ha escrito en su sagrado libro de injusticias divinas. ¡Bromas! Si, son bromas. Carcajadas que brotan de ese quien dice adorarnos, pero... ¿Es tanto su amor que nos priva de amarnos? Déjame hoy no hablaré callaré... Y en mi silencio, ocultaré, todo lo que en mi sangre coagularé. Y en una muerte afable convertiré. EEG@Claudia V. Ramírez
Aquí es dónde yace el pensamiento de lo creado o, simplemente, imaginado.