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Mostrando las entradas etiquetadas como Mientras el amor sea eterno

Mientras el amor sea eterno V...

          Esta por caer la noche en Ciudad Nevada.  El sol ha comenzado a ocultarse, dando la oportunidad a las brillantes estrellas de hacer su aparición en compañía de la plateada luna. Ya han pasado varios días de trabajo en la iglesia para Octavio y sus amigos; le han puesto tanto empeño al canto que han llamado la atención de los feligreses, quienes en su mayoría son mujeres que abarrotan las filas del templo cada que saben de la presencia de los jóvenes músicos.       Octavio y sus amigos yacen afinando sus guitarras así como su voces, entretanto mujeres de todas las edades, vestidas de negro y blanco, se acomodan en sus respectivos lugares para apreciar la ceremonia que esta por empezar.  Octavio no puede evitar sorprenderse al ver a todas aquellas féminas colmadas de una devoción difícil de entender; algunas parecen estar sumidas en pensamientos preocupantes, mientras otras sólo miran a su rededor como si f...

Mientras el amor sea eterno IV...

     Ha amanecido en Ciudad Nevada y, con la luz del sol, las grises nubes se han disipado. Las calles brillan intensamente gracias a la blanca nieve que ha quedado sobre el asfalto, marquesinas y todo lo que pudo haber tocado. Es un día que emana alegría, sin embargo parece que no para todos es así, ya que en el interior de la residencia Cisneros yace Vianney al punto de la desesperación; se ha encerrado en el baño para no ser molestada, así como para tratar de cumplir lo que le ha estado pasando por la mente desde hace ya varios días. Se encuentra realmente desconcertada, abrumada, desilusionada y aburrida por las constantes muestras de desprecio que su madre tiene para con ella. "Ya no lo soporto más... Ya no.": es lo que de sus labios brota, mientras llena con agua tibia la tina que la espera a su frente.       Vianney se ha quitado la ropa, quedando desnuda ante el espejo de cuerpo completo que yace a su costado. En el lugar no hay mota...

Mientras el amor sea eterno III...

     Los copos de nieve no dejan de caer sobre las solitarias calles de la callada ciudad, mientras en el interior de una pequeña iglesia yacen los feligreses adheridos a su fe, rezando apasionadamente el Rosario. En una de las bancas de madera, muy cercana al altar, yacen Chanel, Janeth y Vianney, ésta se encuentra dólida; piensa tristemente en lo que sólo una hora atrás paso al salir de su casa. Una tibia lágrima le resbala por la mejilla, haciéndola sentir sumamente avergonzada, es asi que no levanta la cara, evitando ser vista.       Al termino del rezo, la gente comienza a salir lentamente del lugar, dejando atrás a Janeth y a sus dos hijas.  —Hijas...—les dice con gran ilusión en la faz.—Lo que más deseo en este mundo es hacer de ustedes unas excelentes mujeres, quiero que sepan llevar un hogar, que sean buenas madres de familia, que sean complacientes con sus maridos... Eso es mi más grande deseo. —Mamá...—Vianney interrumpe a su ...

Mientras el amor sea eterno II...

     Los grandes y frondosos árboles se llenan, cada vez más, de copos de nieve, así como las bellas flores y demás flora que vive en el amplio jardín de la residencia Cisneros, la cual yace completamente cerrada; la gran puerta de madera y los amplios ventanales que la resguardan sólo muestran silencio y soledad. Sin embargo, detrás de uno ellos se pueden apreciar las cortinas recogidas, así como la presencia de una delgada mujer. Ella es una jovencita de diecisiete años, algo tímida y retraída, ya que todo su mundo está dentro de esa casa y del colegio en el que estudia; esa es su diaria rutina. Vianney mira caer la gélida nieve a través del cristal de la ventana de su habitación; suspira hondamente, entretanto se pierde en la brillantez que ella le muestra; se encuentra triste como lo está el clima. —Dios, ¿porqué mi vida será tan aburrida?—piensa, mientras deja de mirar hacia la ventana y camina a su cama para recostarse en ella. De pronto, alguien llama a su pu...

Mientras el amor sea eterno...

     El día es gélido. La ciudad yace con un cielo gris que deja caer pequeños copos de nieve sobre las calles, colmandolas así de una brillante blancura. Sobre una de las principales avenidas se encuentra el Colegio del Sagrado Corazón, lugar donde se estudia el nivel preparatoria, y del cual se pueden escuchar  salir murmullos juveniles y femeninos desde las afueras de sus altos muros. Ahí, yacen dos jovenes varones,  Octavio Miranda  es de estatura media, atlético, tez blanca, pelo rubio y ojos profundamente azules, de personalidad alegre, romántica, tímida y sincera, mientras que Pablo Mireles es un chico alto, demasiado delgado, pelo castaño claro y ojos de un azul turquesa que no se puede ignorar. Ambos son jovenes de posición económica baja, estudian por las mañanas y trabajan por las tardes, sin embargo, y a pesar de su singular estilo de vida, no hay mota de tristeza en su faz ni en sus corazones.  —Oye, creo que esto no está bien... ...