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Mostrando las entradas etiquetadas como Solitude.

Lluvia.

Te veo...  De pie ante la ventana... Contemplas el llanto del cielo  mientras mis dedos viajan a través de tu contorno. ¿Cómo estás? ¿Eres feliz? Sábete endulzada en mis manos... Glorificada en mi piel... Santificada en mis labios... Amada en mi corazón. Me ves de pie... Bajo las plateadas gotas de lluvia que caen del gris firmamento... Y te sonrío al contemplarme... Y te beso al llamarme. ¿No te has percatado que, con las lágrimas de mi cielo, se forman las yemas de mis dedos y te acaricio en el quedo sonido del agua contra el suelo? Piérdete en el agua clara que cae, así te entregarás a la humedad de mis besos con los que te demuestro lo tanto que te quiero. Y, embriagado en la humedad de tu roce, mi totalidad se expande, explotando en mil colores... Todos se incrustan en tus labios, formando así, el más bello arcoiris de amor.

...No necesito...

"No necesito tocarte con las manos, pues mi pensamiento ya te ha tocado el corazón, aquel donde tu bella esencia brilla y a mí se ha mostrado como un bello y divino fulgor en la oscuridad... No necesito mirarte a través de las pupilas, pues tu ser ha permitido a mi alma, vislumbrar el hermoso camino que lo divino ha pintado, para a través de éste, caminar y contemplarte... No necesito olerte a través de las fosas nasales, pues allá afuera, en el roce del viento con la piel, aquél que trae impregnado el aroma de las más bellas flores, las gardenias, puedes tú llenar mi sangre de tu amor, a través de mis poros... No necesito escuchar tu voz para saberte presente, ya que Te Amo y Te escucho en cada una de las claves que componen a ésta melodia...." E.G de "Solitude" por Paloma B.Ramírez.

Amor Pérdido

  ¿De qué nos hemos perdido? ¿En qué hemos fallado? De repente todo ha quedado inadvertido... tú y yo nos hemos olvidado.   Tu sonrisa y la mía aunque vibrantes en un solo espacio se oyen distantes... y aunque en unirlas me esfuerce cada día, no vuelve a mí esa melodía que al conocerte surgió en mí y al abrazarte jamás quería apartar de mi vida. ¿En qué me he convertido yo? ¿O en qué lo has hecho tú? si en un pasado tú mundo lo era yo y en mí el oxígeno lo eras tú. ¿Abrí de más mis labios o acaso deje de hablar? ¿Cerré mi corazón? ¿Dejé de escuchar? Ya no me entibio en tus manos y el calor de las mías desaparece en tu pecho, ¿cuándo dejaste de amarme? ¿cuándo dejé de adorarte? ¿Por qué ahora al extender mis brazos sólo me encuentro con un álgido halo? Extraño el calor que de ti surgía en un día nublado... ...y la frescura que tu ser me brindaba cuando la luz del Sol a mi cuerpo embriagaba. Eramos tan opuestos el uno del otro, sin embar...

Carta

En la lluvia te sentía En la lluvia te adoraba Podía con mis manos tocar lo que mi corazón anhelaba. Dime, ahora que el cielo ha dejado de llorar ¿cómo es que tendré la oportunidad de ver a tu sonrisa irradiar si a través de su llanto a mi alma lograbas calmar? Egoísta, sí, lo he sido al tomar de la tristeza del cielo gris mi más alegre día soleado mas tarde o temprano tenía que salir nuevamente el sol para cubrirme a mí de opacos desencantos. Mi pluma ahora baila al compás de mi mano una danza triste y solitaria y por más que intenta formar palabras y frases entintadas con tu esencia a gardenias y océano no haya el camino a tu encuentro. Lo absurdo es que con mis manos fue que logré llegar a ti, y con ellas mismas creé una historia que al final sola terminó de escribirse y en soledad te encontré... te adoré... te lloré y con mis ojos cerrados te escuché y supe que si cada uno de mis dedos lograba moverse era porque tras de mí yacías tú abrazándome y tomando con la tibieza de tus...

Fragmento borrado.

  Mis nublados ojos yacen perdidos en el gris del firmamento, la tupida lluvia cubre el cristal de la ventanilla que me protege de la inclemencia del tiempo; sin embargo, no siento protección en mi corazón, ahí en mi pecho también hay una tormenta que parece no tener fin.  El camino se ha mostrado ante mí, triste, insípido e incoloro.  Mis ojos no han dejado de llorar, mi garganta de sollozar y mi mente de pensar. He traído a este mi presente, recuerdos de antaño: imágenes que vivimos él y yo juntos.  Una a una han pasado ante mi nublada mirada, aparentando ser dibujadas por las gotas de lluvia que resbalan por el cristal de la ventanilla, me vi pequeña, rodeada de alegría al conocerle. Su rostro no ha cambiado, sigue siendo el mismo de hace diecisiete años; su faz serena, su semblante divino, su dulce voz, su hermosa sonrisa, sus largos dedos, su gallarda estatura, su negro pelo, sus largas y chinas pestañas, sus profundos ojos de color de ébano, su dorada piel....

Por ser Tú, Yo Soy.

Como luz de alba, llegas tú... mi corazón, descubres. En tu existencia puedo ver, que, por siempre, estarás. Es por eso que mis labios, hoy, hablan a tu oído para así, decirte... "te amo y jamás podrá existir otro ser que me haga ver la realidad". Como agua cristalina tú, entraste a mí, como la luz del día me iluminaste, me despertaste. Es aquí, por ti y para ti, que yo estoy, amor, mi canción de día y noche. Soledad eterna y celestial, mi remanso de alegría y paz. Por ti vivo y Soy Quien Soy, por ti escribo, por ti yo, existo... delicada flor, brillante fulgor. Por estar en mí, doy las gracias a ti... Hermosa llama que palpita aquí, en mi pecho, derramando su hermosura, destello en tres colores fértiles que regalan pureza... Proteges, das sabiduría y amor... clave esencial en esta partitura... las notas me invaden, gentiles me llenan de grata ternura... Por ti vivo y Soy Quien Soy, por ti escribo, por ti yo, existo... delicada flor, brillan...

El Más Hermoso Color de la vida.

"No debes más que estar agradecida contigo misma y con todo lo que has alcanzado gracias a tu despertar y a tu firme perseverancia. Éste es el regalo que te has hecho, mi amada. Éste es el sendero que has decidido caminar. Esa eres tú, por siempre: grande, inocente, serena, amorosa, generosa e infantil. La amada niña de ojos negros, la que lleva dentro la más maravillosa sonrisa, aquella que nunca dejará de ser; la que alguna vez trepó a un árbol con la esperanza de ver su imagen reflejada en los ojos de quien más amaba; la que alguna vez cayó encima de la arena y cortó su suave piel para regalar a ese ser unas palabras de amor e ilusión; la que traviesamente metió su cabecita a las rejas de un barandal para saludarle y sonreírle, sin importar sentir dolor al escapar de ellas; la que descubrió su verdadera misión en la vida a través de la música de piano; la que creyó en mi poder en aquella ocasión y, dejando volar aquel globo  de forma de concha de mar, depositó en mis manos s...