Lloran las rosas de mi jardín
Solloza quedo el llanto de la fuente.
La luz del sol ya no se posa más sobre
este corazón tardio.
La noche ya no me place,
el día ya no me asombra.
Solo el llanto que en mis ojos se agolpa
es lo que mantiene constante el latir de
mi pecho.
¿Tristeza? ¿Pesar?
¿Nostalgia? ¿Anhelo?
No sé, ya no importa.
Ha llegado el momento que tanto temía,
el fulgor al que tanto amaba ha dejado de brillar.
¿Sonreir? ¿Para qué?
No me es posible.
¿Cómo tocarte si eres inaccesible?
Te has vuelto de roca; dura, distante y fría.
¿Cómo quieres que me ria?
Si en la blancura de tu pálidez solo veo penuria.
Y es que la tristeza me ha herido,
me ha tomado por prisionero.
Me ha sumido en su calabozo,
en ese en donde la espera
es un dolor lento que no se aleja.
Y mis ojos lloran
mis manos tiemblan
Todo se desvanece,
no hay luz solo sombras,
espectros lugubres que me acosan
me gritan con su aliento gélido.
¿Luz? ¿Dónde te encuentras?
Pregunto con deshasosiego,
desesperado, palpo las asperas paredes,
buscando una rendija, pequeña y discreta,
donde pueda encontrarte.
Mis dedos resbalan,
se raspan, se hunden.
No hay luz,
no hay rendija.
Sólo estoy yo.
Perdido,
cansado.
Taciturno,
doliente.
@EsuEGastellum
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