No sé cómo empezar esta queja mía, no quiero que se lea como si fuese una agonía. Pasa que he sido sincero, franco y honesto conmigo mismo, con mis sentimientos. He sido capaz de cortar hilos de hierro que me sujetaban a un dolor, a una pasión inconforme, a una quimera venenosa. He sido capaz de soltar lo que no me sirve, lo que no me ayuda, lo que me carcomía las ganas de escribir. Y, aún con todo esto, he sido injuriado, criticado, maltratado, ostentado como un mentiroso, un ruin, un canalla, sólo por ser Yo.
Y no puedo decir que estoy decepcionado, pues la decepción va ligada a un apego tonto. Sin embargo, no encuentro otra palabra que defina lo que siento. Busqué paz en un mundo que creí sincero; como ese espacio donde eres un niño pequeño, donde juegas a crear castillos, historias de miedo o de romance. Creí ciegamente que iba a encontrar gente noble, con la mente despierta, con el corazón confiado, sin fantasmas, sin horrores. Pero, lamentablemente, no fue así. Me tope con aves rapaces, asesinas de sueños, fornicadores de almas, putas con cara de vírgenes sumisas. ¡Calamidad! ¿A dónde fui a parar? ¡A un mundo desgarbado, estúpido, inundado en la mierda de la vanidad, supurando pedos de miedo, de egolatría! ¡Putrefacto universo de crueles arpías con cuerpo de diosas! ¡Mentiras! ¡Estúpidas mentiras!
Y si vengo aquí a decir esto es porque, absurdamente, es el único espacio donde puedo expresarme con libertad. No creas, fiel lector, que una red social es un lugar libre, jamás caigas en tan aberrante suposición. Las redes sociales son pus de un grano putrefacto donde se cuecen los sinsabores de mentes enfermas de soledad y amor. Y no, no pienses que de amor real, sino de ese amor que subyuga, que amedrenta, que apedrea, que ata a las más bajas pasiones. Ese amor que la gran mayoría de los seres humanos dice sentir y dice otorgar. ¡Puto amor misero, blasfemo, odioso, insalubre! Si existe el infierno, está en las redes sociales. ¡Ahí te descuartizan vivo, te arañan, te queman el alma! ¡Aléjate de ahí! ¡Y aléjate si quieres que la magia que llevas entre los dedos no quieres que muera, pues te embeben el alma con sus cobardes miedos aquellos que se dan golpes de pecho!
Hoy eres un sabio entre los tontos, mañana eres un tonto entre los que se creen sabios.
Lo más sorprendente es que, aquí sigue la esperanza. Aquí en este Corazón que late, en este pecho en donde descansan los más nobles sentimientos. La nobleza, mis estimados lectores, jamás debe morir, así el mundo se esté desgajando en guerras y odios, jamás debes hacerla perecer. La bondad, la nobleza, la gratitud, la compasión, la solidaridad jamás deben ser borradas de tu mapa mental. Atesóralas, valora el arte de amar a la humanidad aún con sus fallos, pues no hay ser humano malo de nacimiento, todos llevan cargando una herida hecha por otros humanos heridos que fueron heridos por otros, y así se va la cadenita.
Es difícil amar así, incondicionalmente, pero... ¡Para eso estamos aquí! Si, pensarán en que soy un incongruente por lo dicho anteriormente, pero... ¿Acaso no soy un ser humano envuelto en la dualidad? Eso, mi estimado lector, jamás no lo vamos a poder quitar. Traemos dentro la bondad y la maldad, está en nosotros elegir cual potenciar y compartir.
Ha sido todo un placer escribir aquí. Debo hacerlo más seguido, me atrae estar goteando por otros lados, dejando mi alma en cuencos huecos y putrefactos, en vez de compartirlo aquí, contigo.
Ten un hermoso día, y gracias por leer a este ser humano que sólo busca Ser lo que Es en esta escuela llamada Tierra.
NAMASTE.
Esu Emmanuel G.
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