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De la cuna nos viene la tristeza y también de la cuna la alegría...

Los días difíciles llegaron a Tlaxcoapan y a Mineral del Chico, donde mujeres asumieron la responsabilidad de enfrentar a la inseguridad. 

Las mujeres saben siempre cuándo se las mira, aun sin verlas, y cuándo se las ve sin mirarlas.

Enclavado en el Valle del Mezquital, en Tlaxcoapan, con casi 30 mil habitantes, ningún varón quiso ser jefe tras el ataque que sufrieron los mandos de seguridad “luego de ser emboscados”.                                          
Cada uno                                                     es responsable de velar por la seguridad
                                        “De mil 200 habitantes”

Sí, el hombre no hace sino buscar en los sucesos, en las vicisitudes de la suerte, alimento para su tristeza o su alegría nativas. Un mismo caso es triste o alegre según nuestra disposición innata.

Huérfanos       
                    Olvidados       
                                         Niños en extrema vulnerabilidad,  acostumbrados a la violencia y a la miseria que asuelan a los barrios marginales de la ciudad.

Niños solos cuidando de sus hermanos menores           de la mano de lo que provocó ese abandono.

Niños tocados por la muerte.     

 Y vino la muerte, aquella muerte lenta, grave y dulce, indolora, que entró de puntillas y sin ruido, como un ave peregrina, y se la llevó a vuelo lento, en una tarde de otoño.
                                                                                    



Profundo silencio.







Confusión e inestabilidad.
Efecto de violencia, la parte visible de la gran falla y de esta realidad.

¿Es o no es un juego la vida?

La mayoría son víctimas de abusos, golpes, detenciones arbitrarias, extorsión y secuestro.  Abundan los testimonios de torturas, vejaciones y asesinatos, como los que presenció Martin, el primer día de agosto.  

Domingo 4:21 p.m. ALTO


¡El azar! El azar es el íntimo ritmo del mundo, el azar es el alma de la poesía. Los hombres no sucumbimos a las grandes penas ni a las grandes alegrías, y es porque esas penas y esas alegrías vienen embozadas en una inmensa niebla de pequeños incidentes.

Martin había sido secuestrado, y permanecía junto con otros 100 en una casa de seguridad.  Dos víctimas no quisieron entregar el número telefónico de sus familias, a quienes los secuestradores pretendían extorsionar.  Entonces, recuerda Martin, los plagiarios los asesinaron.

 “Les dieron de golpes en la cabeza hasta matarlos. A puro golpe.”

Martin permaneció secuestrado por tres días. En ese tiempo sólo comió dos tortillas con un poco de agua. Pero no sintió hambre, dice.

¿No es esto acaso encontrar algo? Cuando uno descubre una aparición que buscaba, ¿no es que la aparición, compadecida de su busca, se le viene al encuentro?

Durante el cautiverio los golpearon con tablas, a otros los separaron del grupo y no sé supo más de ellos.

“Estábamos descansando cuando aparecieron personas con cuchillos y pistolas. Nos obligaron a quitarnos la ropa pero a dos que se resistieron los mataron allí mismo”.

Al día siguiente, la historia se repitió.

“Por la madrugada llegaron personas con rifles y nos subieron a una camioneta verde.  A los que corrieron les dispararon en la cabeza”.

Martin salvo la vida porque su familia pagó rescate, pero se siente más solo que antes de su dramática experiencia.

¡Solo! ¡Dormir solo! ¡Soñar solo! Cuando se duerme en compañía, el sueño debe de ser común. Misteriosos efluvios han de unir los dos cerebros.  ¿O no es acaso que a medida que los corazones más se unen, más se separan las cabezas? Tal vez. Tal vez están en posiciones mutuamente adversas.

Nadie se responsabiliza y eso es lamentable y preocupante.
Niños huérfanos sin atención quedarán a expensas de la delincuencia y muchos de ellos tendrán sentimientos arraigados de dolor y de amargura.


M                    i                             e                              d                                 o




¡AYUDA!

Asistencia                                                                           imposible

Pero la necesidad es descomunal.

Tendrá solución.



Sabado 10:50 a.m. JUST DO IT


Vecina de un municipio que apenas en enero vivió un atentado con coche-bomba, una mujer destaca por su valentía.

Su corazón verdecía y dentro de él cantábanle también como ruiseñores recuerdos alados de la infancia. Era, sobre todo, el cielo de recuerdos de su madre derramando una lumbre derretida y dulce sobre todas sus demás memorias. De su padre apenas se acordaba; era una sombra mítica que se le perdía en lo más lejano; era una nube sangrienta de ocaso.

Se trata de Denya Díaz Cerón, una madre soltera de 34 años y quien ofreció ayudar a los huérfanos.

Su madre iba y venía sin hacer ruido, como un pajarillo, siempre de negro, con una sonrisa, que era el poso de las lágrimas de los primeros días de viudez, siempre en la boca y en torno de los ojos escudriñadores.

“El proceso es algo que preocupa, porque con la violencia el trauma es severo. Diagnósticos,      censos,  sensibilización. Su entorno es terrible. Duermen en casa distinta cada noche por miedo a que los maten. Para ellos y el resto no hay ayuda”.

No pudo, pues, nunca trasnochar. Y era su madre lo primero que veía al despertarse.

Díaz Cerón recordó.

De momento, todos estos infantes sufren trastornos de sueño, viven atemorizados, suelen refugiarse y no salir. A futuro, detonará más pobreza y más violencia. Generación de muchachos heridos para herir, con desesperanza y desolación, sin un sentido de vida.

Cuando el hombre se queda a solas y cierra los ojos al porvenir, al ensueño, se le revela el abismo pavoroso de la eternidad. La eternidad no es porvenir.

Terrible.

Y así, sin término, devanando la madeja de nuestro destino, deshaciendo todo el infinito que en una eternidad nos ha hecho, caminando a la nada, sin llegar nunca a ella, pues que ella nunca fue.

Claudia V. Ramirez.
Fragmentos tomados de: Niebla (Novela Miguel de Unamuno.)
Mujeres, en mandos policiacos ante temos de hombres al narco. (Periodico El Universal de México.)
Huerfanos, olvidados y bajo el estigma del narco. (Periodico El Universal de México.)
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