¿De qué nos hemos perdido?
¿En qué hemos fallado?
De repente todo ha quedado inadvertido...
tú y yo nos hemos olvidado.
Tu sonrisa y la mía aunque vibrantes
en un solo espacio se oyen distantes...
y aunque en unirlas me esfuerce cada día,
no vuelve a mí esa melodía
que al conocerte surgió en mí
y al abrazarte jamás quería apartar de mi vida.
¿En qué me he convertido yo?
¿O en qué lo has hecho tú?
si en un pasado tú mundo lo era yo
y en mí el oxígeno lo eras tú.
¿Abrí de más mis labios o acaso deje de hablar?
¿Cerré mi corazón? ¿Dejé de escuchar?
Ya no me entibio en tus manos
y el calor de las mías desaparece en tu pecho,
¿cuándo dejaste de amarme?
¿cuándo dejé de adorarte?
¿Por qué ahora al extender mis brazos
sólo me encuentro con un álgido halo?
Extraño el calor que de ti surgía
en un día nublado...
...y la frescura que tu ser me brindaba
cuando la luz del Sol a mi cuerpo embriagaba.
Eramos tan opuestos el uno del otro,
sin embargo lo mismo nos hacía uno solo...
mis lágrimas se opacaban en tu sonrisa
y en mi cantar calmabas tu agonía.
La simplicidad era nuestra gran amiga...
nos bastaba caminar largas horas
bajo el azul, rosado, o oscuro del cielo...
mi mano se perdía entre tus dedos;
y mis labios en la humedad de tus adentros.
Un beso tuyo era mi caudal,
a tu lado no era hombre o mujer...
a tu lado era, y nada más.
Nadie lo podía hacer mejor que tú...
comprenderme, alegrarme... alentarme o escucharme,
sólo tú podías hacerlo.
En tu oído a mis ilusiones abandoné,
en tus manos a mi alma olvidé,
y fue a tu cuerpo al que decidí entregar todo mi ser.
Pero... ¿qué has hecho tú?
O... ¿qué he hecho yo?
Dime... ¿en qué hemos errado?
¿Por qué a tan bello amor hemos relegado?
Tú aroma ya no es el mismo...
Mi aroma también ha cambiado...
¿Recuerdas cuando al unirnos,
entre tú y yo no había conflictos?
Eras mi armonía...
y yo tu agitación...
Eras mi epifanía...
y yo tu absolución.
Dime, al pronunciar mi nombre ¿aún sientes agitación?
¿Todavía sonríes al, mi rostro, recordar?
¿Tu ánimo se llena de conmoción?
¿Tus labios callan... prefieres aguardar?
Si en ti me entregué,
y en mi mirar tu imagen guardé,
navegando por años en tu bonita esencia
disfrutando de tu indulgencia...
podríamos hoy ser felices,
volver a intentar... buscar matices
que en diferentes formas nos lleven a amar,
porque es contigo con quien yo quiero estar.
De repente todo ha quedado inadvertido...
tú y yo nos hemos olvidado.
Tu sonrisa y la mía aunque vibrantes
en un solo espacio se oyen distantes...
y aunque en unirlas me esfuerce cada día,
no vuelve a mí esa melodía
que al conocerte surgió en mí
y al abrazarte jamás quería apartar de mi vida.
¿En qué me he convertido yo?
¿O en qué lo has hecho tú?
si en un pasado tú mundo lo era yo
y en mí el oxígeno lo eras tú.
¿Abrí de más mis labios o acaso deje de hablar?
¿Cerré mi corazón? ¿Dejé de escuchar?
Ya no me entibio en tus manos
y el calor de las mías desaparece en tu pecho,
¿cuándo dejaste de amarme?
¿cuándo dejé de adorarte?
¿Por qué ahora al extender mis brazos
sólo me encuentro con un álgido halo?
Extraño el calor que de ti surgía
en un día nublado...
...y la frescura que tu ser me brindaba
cuando la luz del Sol a mi cuerpo embriagaba.
Eramos tan opuestos el uno del otro,
sin embargo lo mismo nos hacía uno solo...
mis lágrimas se opacaban en tu sonrisa
y en mi cantar calmabas tu agonía.
La simplicidad era nuestra gran amiga...
nos bastaba caminar largas horas
bajo el azul, rosado, o oscuro del cielo...
mi mano se perdía entre tus dedos;
y mis labios en la humedad de tus adentros.
Un beso tuyo era mi caudal,
a tu lado no era hombre o mujer...
a tu lado era, y nada más.
Nadie lo podía hacer mejor que tú...
comprenderme, alegrarme... alentarme o escucharme,
sólo tú podías hacerlo.
En tu oído a mis ilusiones abandoné,
en tus manos a mi alma olvidé,
y fue a tu cuerpo al que decidí entregar todo mi ser.
Pero... ¿qué has hecho tú?
O... ¿qué he hecho yo?
Dime... ¿en qué hemos errado?
¿Por qué a tan bello amor hemos relegado?
Tú aroma ya no es el mismo...
Mi aroma también ha cambiado...
¿Recuerdas cuando al unirnos,
entre tú y yo no había conflictos?
Eras mi armonía...
y yo tu agitación...
Eras mi epifanía...
y yo tu absolución.
Dime, al pronunciar mi nombre ¿aún sientes agitación?
¿Todavía sonríes al, mi rostro, recordar?
¿Tu ánimo se llena de conmoción?
¿Tus labios callan... prefieres aguardar?
Si en ti me entregué,
y en mi mirar tu imagen guardé,
navegando por años en tu bonita esencia
disfrutando de tu indulgencia...
podríamos hoy ser felices,
volver a intentar... buscar matices
que en diferentes formas nos lleven a amar,
porque es contigo con quien yo quiero estar.
E.G. (Paloma B.Ramírez) para Solitude.
Comentarios
Publicar un comentario