Tal vez esté, esté muy lejos de Mí.
Tal vez escuché, escuché lo que no debí oír.
Tal vez vi, vi lo que no debí mirar.
Tal vez entre en un mundo al que no debí entrar.
Tal vez escuché, escuché lo que no debí oír.
Tal vez vi, vi lo que no debí mirar.
Tal vez entre en un mundo al que no debí entrar.
Esa llama ardiente en Azul majestuoso,
llora en diminutas chispas de luz la desdicha.
No supo cómo manejar la lluvia
que dentro de su Corazón emergía.
Dejó, y dejó que, poco a poco,
el agua que le conforma
apagará lo que en su pecho ardía.
Y es que Soy agua que ahoga
y fuego que quema.
Soy Luz que ciega y
oscuridad que atormenta.
Hoy mi Azul está triste,
mi Corazón se ahoga.
Y sé que no Soy yo el que llora
sino lo que creo que es lo que soy.
Y escribía, escribía ardiendo en deseos.
Y reía, reía dibujando anhelos.
Y cantaba, cantaba al rozar cielos
que en el día me abrazaban con sutiles vuelos,
y en las noches me cantaban lullabies
que me mantenían cuerdo.
¿Dónde ha quedado todo eso?
¿Acaso fui Yo quien provocó que muriera?
¡Acaso fui tan ruin para echarlo a perder!
¡Dios, lo único que buscaba era... Ser!
Ahora, ni en mi sombra me quiero ver...
Están avergonzados mis ojos,
en mis manos no puedo siquiera palpar
lo que en, algún momento, no quería ni soltar.
Esu Emmanuel G.
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